22 de julio de 2010

VUELVE LA ATLÁNTIDA PATRICIA CORI - PARTE 4 – Cap 4 y 5 (parcial)

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CAPÍTULO 4 – continuación

Nibiru, no obstante, estará ahí fuera en el invierno galáctico, en algún punto remoto a medio camino entre el sistema estelar de Sirio y el vuestro, ni lo suficientemente cerca para ser atraído por vosotros ni lo bastante próximo a Sirio para orbitar en nuestro sistema. Ellos tienen miedo, están preocupados y buscan desesperadamente una solución.

Los Annunaki son muy conscientes de lo que su tecnología ha generado sobre la Tierra, porque no han olvidado el hundimiento de la Atlántida y el silenciamiento de grandes extensiones de vida que se produjo en muchos puntos del globo.

Tampoco han olvidado que devastaron la atmósfera marciana, y que su saqueo del planeta produjo la destrucción de su campo áurico,,, tal como están destruyendo vuestro ozono y las capas altas de vuestra atmósfera.

Ellos fueron los constructores de la antigua ciudad sobre la que llamó vuestra atención el experto Richard Hoagland al revelar unas fotografías de Marte tomadas por la NASA. Para muchos de vosotros, estas sorprendentes imágenes son la prueba irrefutable de que existe vida inteligente más allá de vuestras fronteras.

A pesar de que la Agencia Espacial insiste en que el «rostro» que mira con toda claridad desde terreno marciano no es más que una ilusión óptica, la Esfinge Nibiruana está allí, tan real e imponente como la gran leona de Giza, e igualmente misteriosa.

Por desgracia, su saqueo de los recursos de Marte y su desatención del medio ambiente produjo una destrucción casi total de los campos energéticos que sustentaban la vida en la superficie del planeta. Y, sin embargo, no han aprendido nada.

Bajo el gobierno Annunaki impuesto por su progenie, la Tierra también está a punto de perder su atmósfera, tal como lo estáis comprobando con los agujeros de ozono y la drástica alteración de la ionosfera.

En los casquetes polares estáis contemplando el desprendimiento de masas glaciares que han empezado a navegar por los océanos, y esto, según entendéis, sólo puede conducir a nuevas inundaciones y alteraciones ecológicas. Ellos os dicen que no hay pruebas de que se esté produciendo un calentamiento global.

Nosotros os decimos que el agotamiento del ozono—el «sistema de apoyo para la vida en la Tierra»— está ocurriendo con mucha más rapidez de lo que os dais cuenta, y que no se está produciendo ningún avance para remediar la crisis.

Lo que es peor, las últimas tecnologías que involucran el calentamiento deliberado de la ionosfera, junto con la proliferación de satélites impulsados por energía nuclear orbitando alrededor del planeta, están acelerando el proceso de desintegración atmosférica.

¿Os preguntáis por qué los líderes de vuestro mundo se niegan a abordar los problemas medioambientales con seriedad considerando el desastre inminente que espera al planeta Tierra? Buscad en esta explicación la respuesta a por qué se frustran vuestras peticiones de resolución ecológica a los gobiernos que os rigen: no les interesa a los señores Annunaki.

Su intención es tomar todo lo que puedan de vosotros y preparar su propia salvación ante lo que está a punto de ocurrir en el Sol, cuyo impacto se extenderá por toda la galaxia. Reducir la voracidad del saqueo de vuestros recursos vitales en nombre del medio ambiente y la vida de Gaia simplemente no forma parte de sus planes. Nunca lo ha formado.

Por desgracia, su conciencia egoísta, sus sentimientos de aislamiento y la fría oscuridad de sus interminables rondas espaciales sólo les permiten cuidar de sus intereses y desocuparse de vuestros problemas. Hace más de 450 000 años, en su curso a través de vuestro sistema solar, Nibiru pasó muy cerca de la Tierra.

Desde su visión galáctica, los Annunaki observaron el planeta azul-verde y, de manera no muy diferente de Colón, vuestro heroico explorador, decidieron que ellos también habían «descubierto» un Nuevo Mundo. Decidieron reclamar la Tierra para ellos y considerarla su propiedad.

Cuando Nibiru se acercó lo suficiente para realizar un sondeo a gran escala del planeta, los Annunaki montaron en sus «grandes naves» y se acercaron para mirar más de cerca, sorprendiéndose de encontrar un planeta remoto y subdesarrollado, lleno de especies vegetales y animales pero sin signos visibles de una civilización inteligente.

Esto, para seres de un sistema estelar mucho más antiguo como Sirio, fue un descubrimiento revolucionario. Sabiendo que el universo rebosa vida inteligente, para ellos era novedoso que un planeta con tantos y tan ricos recursos aún no estuviera cultivado por una especie inteligente superior a los animales que encontraron durante sus primeras misiones exploratorias.

Dejaron el planeta Tierra a su proceso evolutivo natural con la esperanza de ver grandes saltos en su progreso cada vez que volvieran a vuestro sistema solar, porque sabían que algún día necesitarían formas de vida inteligentes que produjeran energía para ellos.

Para los Annunaki, la Tierra era ahora su parcela privada, y tenían intención de explotar su propiedad supervisando su progreso de vez en cuando, proceso que era facilitado por su nuevo curso por el universo tridimensional. Con cada entrada cíclica en el cuerpo de Ra, los Nibiruanos descubrieron más cosas sobre los planetas que acompañaban a la Tierra en su órbita alrededor del Sol.

Como en el caso de Marte, investigaron y colonizaron otros cuerpos celestiales del sistema solar, pero vosotros erais siempre la diana y el punto de enfoque de su interés, porque la Tierra era el planeta más apetecible. Observaron el cambiante rostro de Gaia, y estudiaron la flora y la fauna de sus vastas tierras vírgenes.

Como científicos curiosos, intervinieron ocasionalmente en el proceso de la Tierra con tecnologías que pertenecían a vuestro futuro, alterando el progreso general de las formas de vida que abundaban en esa etapa para que encajaran con sus necesidades futuras.

En un momento muy posterior, en uno de sus numerosos retornos a los lejanos confines de nuestro cuerpo estelar, oyeron hablar del Gran Experimento que se estaba planeando para Gaia y se enfadaron.

Creyeron que estábamos metiéndonos en sus dominios, porque observaban y esperaban que la Tierra alcanzara el punto en el que ellos podían cosechar sus recursos, y tenían sus propias ideas respecto a cómo intervenir genéticamente en vuestro planeta.

Planeaban mezclarse propia semilla con la del primitivo Homo erectas para crear una fuerza bruta inteligente capaz de trabajar las minas de la Tierra para ellos. Sus primeros experimentos habían sido prometedores.

Cuando sus centinelas tuvieron noticias de que el nuevo Homo sapiens, la súper raza de seres de luz, había sido sembrado con éxito, decidieron que el único modo que tenían de retener el control de su propiedad era sabotear la nueva raza humana, para retirar nuestra atención del planeta Tierra eternamente.

Es posible que os sorprenda oír que las primeras abducciones por parte de extraterrestres ocurrieron hace cien mil años, cuando los equipos de Annunaki descendieron sobre la Tierra y retocaron vuestro ADN, desactivando diez de las doce tiras que formaban parte de vuestra constitución original: vuestro código de luz.

Se os despojó de vuestro inmenso potencial, se os dejó en los puros huesos requeridos para vuestra supervivencia como raza y para ser los futuros súbditos del gobierno de Annunaki. Sus intenciones para vuestro planeta simplemente no permitieron que una superraza de seres multidimensionales alterara sus planes de una eventual conquista del planeta. Obviamente, ellos sabían que quienes os habían dado a luz estaban, en cierto sentido, atendiendo vuestra incubación en el cálido nido de la luz de Gaia.

En aquellos pacíficos días de vuestro emerger como Homo sapiens, los Seres de Luz del universo estaban enfocados en vosotros, celebrando vuestro futuro como nuevos cuidadores del sistema solar donde residís, porque vuestro destino era alcanzar la grandeza tanto dentro de vuestro reino como más allá de sus límites.

Ellos, los Annunaki, sabían que responderíamos a su acto invasivo —el sabotaje del Gran Experimento—, pero estaban en posición de actuar rápidamente. Cuando los biomanipuladores genéticos completaron sumisión, sus ingenieros lanzaron una trama alrededor del planeta, un inmenso campo de fuerza que creó unas ondas tan disonantes que, de hecho, descubrimos que éramos incapaces de conseguir resonar con vosotros.

Aunque con el tiempo hemos podido ajustar nuestra frecuencia para atravesar su campo debilitado y llegar a un creciente número de vosotros, la trama sigue rodeando vuestro mundo y aún continúa infestándoos. Ha causado una gran alteración de la Tierra, al tiempo que os ha alterado a muchos niveles,,, particularmente allí, donde interactúa con los propios vórtices electromagnéticos de Gaia.

Por fortuna, como comprenderéis en lecciones futuras, la aceleración producida por la ascensión de vuestra Deidad Solar causa tal alteración en la trama que finalmente está a punto de romperse, liberando a todos los seres terráqueos de su sujeción. Esto es necesario y parte natural de vuestra evolución en este momento de la transmutación que os hará salir de la tercera dimensión.

¿Por qué, cabe preguntarse, realizaron los Annunaki un acto tan violento contra las tierras vírgenes y los seres de la Tierra? Simplemente, estaban resentidos con vosotros,,, y esto no ha cambiado, a pesar de todas sus maquinaciones en vuestra contra.

Para los Annunaki de Nibiru vosotros sois «los hijos favoritos» del universo —la raza especial—aquellos a los que se les ha dado todo, mientras que ellos, los descastados, tienen que tomar lo que pueden para sobrevivir.

Vosotros habéis conocido el Jardín del Edén y el brillo del Sol, y aunque ellos son,en muchos sentidos, responsables de vuestros planteamientos destructivos en la gestión de los recursos terráqueos, no pueden perdonaros vuestra indiferencia ante tanta abundancia.

Ésta es la paradoja. Ellos creen que pueden tomar lo que quieran de vosotros. Y así, evidentemente, han, Sin embargo, la mayor parte de vuestro mundo ni siquiera se ha dado cuenta. Mientras los señores Annunaki de Nibiru afrontan su destino, sus descendientes, la élite de poder de la Tierra, está planeando febrilmente su propia salvación.

Actualmente preparan la Luna para una invasión a gran escala porque, según sus informadores (los técnicos grises), toda forma de vida pronto desaparecerá de la faz de la Tierra cuando ésta atraviese el túnel del renacimiento de Ra. Ellos creen que la Luna, aun relativamente poco alterada y limpia de las frecuencias caóticas de la Tierra, será una apuesta más segura para su tránsito.

Sabiendo lo que ellos y su progenie están creando dentro de los cuerpos mentales, emocionales y físicos de la raza humana, y conscientes de lo que han hecho a Gaia, dan por sentado que nada sobre la superficie de la Tierra sobrevivirá al cambio. Para los de intención oscura podría parecer que va a ser así, porque se enfocan en lo que no va bien para vosotros y vuestro mundo.

Acostumbrados a la oscuridad, se sienten atraídos por su lóbrego reflejo; en realidad lo que ven es un espejo de lo que crearon anteriormente para sí mismos,,, cuando Sirio B ascendió y ellos fueron enviados a dar vueltas en la oscuridad de la noche galáctica.

Queremos clarificar que, cuando nos referimos a los Annunaki, estamos hablando de las fuerzas oscuras de Nibiru —los guerreros de Anu— pero queremos que tengáis en cuenta que allí están operando tanto las fuerzas oscuras como las luminosas.

Existen muchas frecuencias vibratorias, muchos niveles de conciencia diferentes sobre ese planeta. No estamos intentando montar una campaña contra los Nibiruanos porque entendemos las razones de su envidia y de su ira, y les tenemos simpatía.

Sentimos compasión por los que eligen permanecer en las sombras oscuras. Las decisiones que tomaron libremente como raza los han atado a un patrón kármico cuya evolución espiritual es increíblemente lenta.

Las decisiones que tomaron libremente como raza los han atado a un patrón kármico cuya evolución espiritual es increíblemente lenta. Pero, como os hemos dicho, todos los seres conscientes llevan consigo la chispa del Creador Primero.

Allí también hay madres y cuidadores, que temen y tiemblan en las horas oscuras de su viaje, y ellos, asimismo, también forman parte de Todo-Lo-Que-Es: no son menos que vosotros, ni menos que nosotros. Si queréis salir de vuestro sufrimiento, no debéis olvidar nunca que todos somos expresiones de lo Divino: chispas del Creador.

Nunca debéis cerrar vuestro centro corazón olvidándoos de perdonar al otro, porque cada uno tiene sus propios planes para lograr el crecimiento y el despertar; cada uno presenta un ritmo y una expresión.

Ese no es el camino de la luz, y os recordamos que, ahora más que nunca, se necesita el brillo de vuestro amor y compasión por todos los seres si queréis elevar las frecuencias de vuestro mundo. Todas vuestras Némesis —los fantasmas y los oscuros— están en algún punto del camino que los conduce de vuelta a Dios.

Es trascendental que reconozcáis esta verdad espiritual ahora que estáis descubriendo las intenciones de la élite gobernante y lo que os han hecho en el pasado. Es importante que entendáis lo que fue mal en la Atlántida, y ahora es esencial que os preparéis para recuperar vuestro poder y liberaros. No hay lugar para el temor. No hay lugar para la furia.

Estas emociones oscuras sólo os ponen en resonancia con las vibraciones Annunaki más bajas. ¿Podéis ver cómo los atraéis hacia vosotros? Reconociendo sus pautas emocionales, podréis entender cómo se mueven en vuestros cuerpos emocionales y mentales, y cómo toman de vosotros.

Seréis capaces de ver cómo han conseguido aprisionar la Tierra durante tantos miles de años. Ahora los controles se están debilitando, la trama original se desintegra rápidamente, y, en su pánico, ellos están mirando hacia la Luna en busca de soluciones inmediatas, y más allá, hacia Marte, como lugar «permanente».

Naturalmente, nunca habéis dispuesto de un momento mejor para liberaros de su control. Como su atención se desvía de la Tierra, vosotros, los trabajadores de la luz de Gaia, sois más libres de concentraros en elevar la frecuencia hasta un nivel en el que ya no puedan alcanzaros y, al hacerlo, la luz de la totalidad de Gaia brillará con más intensidad.

Tendréis que «desenchufar» algunos de los mecanismos de control y bajar la intensidad de los demás si queréis tener éxito en este esfuerzo a gran escala. Debéis liberaros de sus redes, al tiempo que empujáis las masas hacia arriba, sacándolas de las aguas profundas.

No será suficiente con sustentar la sabiduría y abrir el camino de vuestra propia edificación, desapegándoos,,, como eremitas en cuevas. La era de vuestro aislamiento ha terminado. Ahora se necesita todo el corazón y todo el vigor de la humanidad. Este es un tiempo para la unión. En justicia debemos reconocer que las intenciones de los Nibiruanos no han sido únicamente oscuras y controladoras.

Ellos han participado de muchas maneras en la evolución de vuestra raza, llevando a los antiguos conocimientos impensables de la galaxia, avances tecnológicos que estaban años luz por delante del desarrollo de la humanidad, y una conciencia “asombrosamente» afilada de los recursos minerales que tenían a su disposición.

Han contribuido a vuestro mundo moderno con muchas tecnologías que, en cierto sentido, han servido para el mejoramiento de vuestro planeta. Y, como dijimos antes, nos han acercado a vosotros, puesto que han servido como mensajeros cósmicos entre Sirio y Ra durante muchos cientos de miles de años terráqueos. No obstante, las «contribuciones» Annunaki están condicionadas. Han sido repartidas a la raza humana porque forman parte de su receta para conseguir el dominio global. Ahora podéis entender cómo engañaron a los antiguos.

¿Podrían haber esperado tal conducta de los «dioses»? En aquellos días inocentes de la Atlántida idílica, ¿podrían haber imaginándolos sacerdotes cuánto estaban regalando? ¿Podrían haber sabido que la fuerza oscura devastaría el espíritu humano, enviando a todo el continente —vuestro mundo— a un cataclismo de semejante magnitud? Y respecto al futuro de la Atlántida, ¿podrían haber previsto las consecuencias kármicas de su subordinación a los señores Annunaki: el desorden social, el conflicto mental y emocional, la enfermedad y la alteración del mundo del futuro? Considerando su conciencia altamente desarrollada, ¿no podrían haber impedido que se los engañara y explotara? En el momento de la intervención directa de los Annunaki en el tercer ciclo de la Atlántida (en torno al 14 400 a. de C.), algunos de los sacerdotes, complacidos con el estilo de vida elitista que tenían garantizado como líderes espirituales de la Tierra, empezaron a tener la necesidad de sentir nuevos estímulos emocionales y mentales.

Habían heredado mucho conocimiento de las primeras civilizaciones y de la sabiduría innata de las antiguas sacerdotisas. Muchos eran descendientes directos de aquellos a los que de momento denominaremos los «Guardianes de los Cristales».

Todos los iniciados aprendían las enseñanzas de los Ancianos y mantenían vivas sus comprensiones multidimensionales de las propiedades de los cristales y minerales, la base de su tecnología moderna que los llevó a alcanzar sobrepasar niveles de desarrollo muy similares a los que vosotros estáis logrando ahora. Hacia la mitad del tercer ciclo, habían desarrollado su conocimiento hasta tal punto que eran capaces de iluminar todo el continente co-generadores alimentados por cristales.

Habían creado vehículos que se desplazaban por el mar y por el aire, trabajaban con la energía solar y estaban dedicando sus esfuerzos a canalizar la fuerza de la mente colectiva para hacer funcionar buena parte de su tecnología.

Calentaban sus hogares con energía solar y procesaban sus residuos en centros de reciclaje para que nada alterara el medio ambiente de sus idílicas tierras. Ellos, los Sumos Sacerdotes de Atlán, utilizaron su conocimiento para el bien de la gente, conservando ese respeto ancestral por el hábitat en el que vivían y prosperaban.

Entonces, ¿qué es lo que fue mal? Comprended que en esa fase de vuestro desarrollo social en la que la humanidad despliega sus capacidades y da el gran salto antropológico destinado a «conquistar» los elementos, las energías que operan son predominantemente de vibración yang; es un tiempo de avanzar. Esto activa de manera especial la parte masculina de la especie porque, por así decirlo, hace que fluya la testosterona.

Una vez que los líderes de una civilización alcanzan el punto más alto, cuando ya no queda nada que conquistar, aparte de conquistarse unos a otros, se observa el declinar de la civilización, que destrozará sus creaciones y se destruirá así misma para poder renacer y reconstruirse nuevamente.

Este es el camino que sigue la vida no sólo sobre la Tierra, sino en muchos lugares del espacio material. Al hundirse en las últimas horas de su aniquilación autoimpuesta, la civilización moribunda regresa una vez más a las energías nutricias y curativas de la vibración yin, y el ciclo vuelve a empezar.

La civilización de Nibiru es la excepción a este paradigma porque, en su lucha desesperada por sobrevivir, aún no ha alcanzado su punto álgido. Los Nibiruanos están tan obsesionados con su necesidad racial de regresar a cualquiera de los dos sistemas solares que, para ellos, el péndulo todavía tiene que seguir basculando.

La naturaleza misma del planeta es la fuerza impulsora y agresiva, porque no tiene sol donde reflejarse,,,, sólo vislumbres de luz, y por tanto esa agresividad se ha convertido en la fuerza predominante en toda la raza.

Esto puede ayudaros a entender por qué el instinto de supervivencia los lleva a dominaros. La reentrada de Nibiru en vuestro sistema solar en el año 14 400 a. de C. coincidió con un punto álgido de la evolución atlante, cuando la vibración dominante yang estaba empezando a desvanecerse.

Los miembros del Sacerdocio, cuyos líderes habían empezado a enfocarse progresivamente en la materia, se sentían aburridos con sus creaciones. Seguían creyendo que estaban trabajando por el bien de la gente, pero su perspectiva de lo que era «bueno» para la sociedad había quedado empañada por sus avances tecnológicos y por un alejamiento progresivo de los valores espirituales.

Los Annunaki aprovecharon la oportunidad, aterrizaron sus naves transbordadoras en territorios atlantes y se presentaron a los Sumos Sacerdotes como dioses venidos de los cielos: aparentemente una intervención «divina».

Expertos en tecnologías agresivas que alteraban la mente encontraron inmediatamente un camino abierto para establecer patrones de pensamiento resonantes con los que fueron capaces de penetrar en los campos energéticos individuales de algunos de los sacerdotes atlantes menos evolucionados.

Los señores Annunaki hiperactiva ron los chakras de poder y la conciencia-ego de los sacerdotes, estimulando y alimentando su inquietud hasta que una frecuencia disonante pronto empezó a crear desarmonía dentro del Sacerdocio.

Mientras los Seres de Luz observaban la llegada de los Annunaki con cautela, algunos miembros del Sacerdocio estaban siendo entrenados secretamente en nuevas tecnologías que fueron presentadas inicialmente como «regalos» para la humanidad.

Sin embargo, lo que en realidad se estaba ofreciendo a los sacerdotes mutantes era las señales distintivas del Nuevo Orden Mundial. Ellos, los sacerdotes del Nuevo Orden, prepararon el camino para la instauración del sacerdocio oscuro, fuerza polar de los Sumos Sacerdotes de Ra.

Incitados por los Annunaki, decidieron dominar a sus antiguos hermanos y a todos los pueblos que habitaban sus crecientes dominios, llegando a creer que debían extender su influencia allende los mares. Supremacía y de acaparar los rehenes muy poco tiempo traspasaron sus fronteras, siempre tratando de incrementar su influencia de otras civilizaciones.

Cuanto más daban a los dioses Annunaki en adoración, más conocimiento les era otorgado, conocimiento destinado ayudarlos a conseguir el dominio total del mundo bajo gobierno Annunaki. Nos preguntamos si esto podría resultaros familiar “En aquel tiempo, a los nuevos sacerdotes oscuros se les enseñaron secretamente técnicas de ingeniería genética.

Sus primeros experimentos encubiertos incluían la implantación de semillas Annunaki en mujeres humanas seleccionadas para producir la primera generación de Nibiruanos nacidos en la Tierra; y estos experimentos tuvieron éxito. Estos primeros bebés probeta de la Atlántida fueron fertilizados in Vitroe implantados en las mujeres.

Posiblemente ya habréis intuido que la práctica contemporánea de la inseminación artificial es simplemente tecnología Annunaki reintroducida deliberadamente en la conciencia humana e implementada en esta época por razones que también deberían estar claras.

Estos primeros niños de padres Nibiruanos les fueron arrebatados inmediatamente a sus madres y criados en aislamiento total por los guardianes Annunaki, tal como les ocurre a aquellos que tienen potencial de guerreros en su planeta.

Fueron educados en un entorno estrictamente militar y aprendieron las metodologías más sofisticadas, porque tenían que convertirse en los nuevos administradores del sacerdocio oscuro y los gobernantes últimos de la Atlántida.

Su semilla, a su vez, produciría la siguiente generación de señores Annunaki, supervisores de la estación terrestre, y después vendrían otros que guiarían el curso de toda la raza humana para servir a las necesidades de los Nibiruanos. Tal ambición no dejaba lugar para la complacencia y el bienestar emocional característicos de la mayor parte de la población atlante de aquel tiempo.

La crianza y educación de la nueva raza estaban basadas en un precepto fundamental: para convertirse en gobernantes omnipotentes, se les tendría que enseñar desde el nacimiento a querer más, impulsándolos así a tomar más.

Se les enseñaron tecnologías de control mental que habían reimplantarse en la cultura, una civilización entrenada durante milenios en enfocar el pensamiento hacia los generadores de cristal extendidos por buena parte del continente.

Era, en esencia, una generación que se encontraba madura para tomar, y los Annunaki estaban hambrientos después de su largo tránsito por la noche galáctica. Harían uso de las energías colectivas para favorecer sus planes y manipular a los sacerdotes oscuros a través de sus centros de poder. Se adueñarían de la raza humana.

Fueron estas energías egoístas predominantes en el sacerdocio oscuro y, como describiremos en transmisiones posteriores, el equipo de alquimistas provisto por los Annunaki los directamente responsables de desatar la furia de Gaia.

A pesar de los enormes esfuerzos de los trabajadores de la luz atlantes por elevar la vibración, la conciencia de las masas cayó en la resignación, el servilismo y la desesperación. El destino de La luz del Sacerdocio empezó a desvanecerse, estableciendo un punto de inflexión en el des de los atlantes y en el de las futuras sociedades del planeta Tierra.

El perverso abuso de los sacerdotes oscuros y su manipulación descuidada de las frecuencias y vibraciones alteraron los cuatro elementos de vuestro planeta hasta tal punto que los mares se expandieron, las masas de tierra colapsaron y los cielos quedaron ennegrecidos por la sombra del polvo volcánico.

Como la fría muerte de un invierno nuclear, todo quedó en silencio sobre la faz de la Tierra, un planeta envuelto en nubes y oscuridad. Las lluvias eran incesantes, constantes y violentas, porque el equilibrio natural de Gaia había sido destruido por la magia desviada de los guerreros negros, y sólo la purificación y la renovación total restaurarían el flujo —la esencia de vida— a su ser.

CAPITULO 5 - LOS YZHNÜNI - EL SEGUNDO CICLO

¿Cómo pudo la oscura minoría del Sacerdocio atlante afectar tan drásticamente a la evolución de todo un planeta? Antes de poder describir efectivamente los sucesos que condujeron al cataclismo de la Ultima Generación, debemos volver brevemente a una sociedad atlante muy anterior, cuyas condiciones de vida y desarrollo cultural consideraríais “primitivos» según vuestros criterios actuales.

Estamos hablando del segundo ciclo de la civilización atlante que acabó con el enfriamiento de la era glacial, que cubrió vastas áreas de la Tierra de gruesas capas de hielo de hasta cinco kilómetros de grosor. En torno al 28600 a. de C. ya había consumido las costas y las tierras atlantes, silenciando toda vida en esas regiones durante más de mil años.

Después llegó un rápido calentamiento que fundió el hielo y envió las aguas a los mares que rodeaban el continente; a pesar de las inundaciones de las áreas costeras y de las tierras bajas, la vida volvió a brotar en las tierras altas.

Vuestro planeta, desequilibrado por los grandes cambios magnéticos ocurridos en los cuerpos celestes que resonaban con él en el momento de la entrada de Nibiru (en torno al 32000 a. de C), cambió la inclinación de su eje, redefiniendo los polos norte y sur, y alterando drásticamente el clima, las masas de tierra y las aguas de Gaia.

Algunas áreas fueron devoradas por grandes glaciares en lo que consideraríais un “instante», haciendo que prácticamente toda la vida superficial quedara en suspenso durante miles de años. En otros puntos del planeta las capas de hielo se extendieron sobre la tierra mucho más lentamente, miles de años después del cataclismo ocurrido en los polos.

En aquellos lugares donde el Homo sapiens tuvo tiempo de reaccionar a la aberración climática, hubo grandes migraciones a las tierras altas aún inexploradas de los continentes terráqueos: lugares como los Himalaya y los Andes.

Allí hubo supervivientes. Uno de estos lugares fue el continente de la Atlántida. Antes de la congelación de la Atlántida, la vida de los nativos era como una extensión del entorno natural, en relativa armonía con la Tierra. Habían alcanzado un estado altamente evolucionado en su cuerpo de luz, y eran capaces de viajar en el tiempo y de realizar desplazamientos astrales a voluntad.

Sus antepasados habían crecido junto a las bestias salvajes y las criaturas que poblaban el planeta en ese estadio de su desarrollo, y en una etapa temprana de su evolución aprendieron a domesticar los animales que los protegerían y los ayudarían a sobrevivir. Los atlantes del segundo ciclo nunca comieron carne animal. Algunos animales domésticos fueron utilizados por su leche y otros por sus huevos; todo esto se consideraba regalos de las «criaturas de cuatro patas».

Basaron su dieta en el hábitat verde del continente, rico en todo tipo de frutos y nueces, hierbas y plantas medicinales, porque sentían que la luz capturada en las hojas les proporcionaba la carga eléctrica de la Deidad Solar, mientras que las raíces les ofrecían las energías magnéticas de la Madre Tierra,,, y así era.

Desde un punto de vista espiritual, éste era un estado de conciencia altamente desarrollado —una vibración superior— que daba a la humanidad una comprensión mucho más clara de la naturaleza de todos los seres vivos. Además, sentían respeto por todo: las rocas, los habitantes del mar, los grandes árboles y animales, y también unos por otros.

Consideraban que toda la creación era un reflejo del Creador Primero, y nada se tomaba del medio ambiente sin permiso, ni siquiera una fruta sin la bendición del árbol, porque los primeros atlantes disfrutaban de interacción telepática con todas las formas de vida que compartían su entorno.

Existía un gran respeto entre los seres vivos y la naturaleza era grácil,,,, como lo era el ser humano. Los nativos americanos (los que no fueron sometidos por los auto designados señores de sus tierras, la sede Annunaki) aún conservan muchas de sus costumbres ancestrales.

Los Hopi han sido los mejores “Guardianes de los Registros» atlantes del segundo ciclo, pero todos los nativos de las Américas albergan esa sabiduría en sus usos ancestrales y en su memoria tribal. En contacto con los nativos de los pueblos indígenas podéis acercaros a entender ese estado de unidad que la humanidad compartió antiguamente con todos los seres vivos de Gaia.

Libres de enfermedades y de naturaleza pacífica, los atlantes del segundo ciclo vivían vidas mucho más largas de lo que creéis posible en vuestro planeta. Se ha hecho alusión a ello en vuestras Escrituras Sagradas, allí donde los regentes de la religión moderna no han destruido los testimonios reescribiendo los textos antiguos. Era habitual vivir mil de vuestros años terrenales.

De hecho, en muchos entornos del mundo material la duración de la vida tiende a ser sustancialmente más larga de lo que estáis acostumbrados en la Tierra. Los nibiruanos, por ejemplo, viven casi dos milenios, a pesar de que eso refleja las condiciones con las que se tienen que enfrentar.

La esperanza de vida media de las criaturas vivientes cambia constantemente, y la afectan muchas variables medioambientales y tecnológicas, los acontecimientos cósmicos y, sobre todo, la conciencia colectiva.

Considerad que hace muy poco la esperanza de vida para el ser humano no sobrepasaba los cuarenta años, y sin embargo vuestros ancianos contemporáneos alcanzan fácilmente los ochenta. La esperanza de vida se ha doblado en poco más de doscientos o trescientos años.

Si podéis imaginar decenas de miles de años de evolución, os será más fácil aceptar que las cosas eran muy, muy diferentes en el planeta Tierra en una época tan remota que no ha sobrevivido ningún dato sobre ella.

Lo que actualmente consideráis las «antigüedades» de la humanidad no son sino granos en el reloj de arena. Los atlantes del segundo ciclo tenían altamente desarrolladas las dotes psíquicas e intuitivas, y su devoción espiritual se centraba en la Tierra, aunque adoraban las estrellas y los cuerpos celestes, que les servían para medir el tiempo y su lugar en una galaxia de seres estelares.

Al ser hijos de las estrellas, guardaban el conocimiento de sus orígenes estelares en el ADN, como vosotros. No había jerarquías religiosas, porque ellos tenían línea directa con el Creador Primero, a quien adoraban en los árboles, en los ríos y mares, en los pájaros, en el cielo y en las cumbres de las montañas.

Cada día la naturaleza les planteaba nuevos retos, y ellos los aceptaban considerándolos movimientos del Espíritu a través de ellos. A lo largo de la existencia de los seres humanos sobre la Tierra, nadie ha demostrado tanto amor por Gaia como los miembros del segundo ciclo de la Atlántida.

Estaban totalmente sintonizados con las demás formas de vida, las energías elementales y las fuerzas del cosmos. Uno puede, por tanto, imaginar su perplejidad y terror cuando las fuerzas naturales parecieron volverse contra ellos. EL TERCER CICLO Repetimos que el tercer y definitivo ciclo comenzó cuando se fundieron los hielos.

Conforme los glaciares empezaron a retirarse rápidamente del continente, se produjo un gran florecimiento de manera bastante espontánea, y la Atlántida, una de las últimas masas de tierra en experimentar la devastación, también fue una de las primeras en revitalizarse,,, tanto energética como climáticamente.

En esa época, como parte de nuestro vínculo kármico con vosotros y para resolver nuestros asuntos kármicos con los Annunaki de Nebiru, muchas almas de Sirio eligieron encarnar en la Tierra para ayudar al renacimiento de la raza humana» Pudimos leer los registros akáshicos y observar que en ese tiempo la Familia de Luz sería convocada a los campos de la Tierra; por eso se creyó que, en cierto sentido, nuestro destino era encarnar en una vibración inferior a la nuestra y retornar a la tercera dimensión.

En esta época los primeros sirianos aparecieron como humanoides sobre la faz de la Tierra, específicamente en las tierras montañosas de la Atlántida. Como nuestra Deidad Solar, Satais (Sirio B), el cuerpo planetario en el que tenían su origen los Yzhnüni ya no está en el universo material, puesto que resuena a una frecuencia superior: una frecuencia planetaria hexadimensional que existe en un universo paralelo al vuestro.

Para los Yzhnüni, ésta era una oportunidad de volver al mundo de la forma, con todos los retos que los seres conscientes tienen que afrontar de los elementos, de otras formas de vida y del proceso transmutador de la retrogradación, al tiempo que resolvían el karma que vinculaba a Sirio con la vibración gaiana, que habría retrasado eternamente nuestra propia evolución.

Los Yzhnüni, hijos estelares de Sirio, tuvieron grandes dificultades para cristalizar en la tercera dimensión, porque su vibración había sobrepasado el mundo físico hacía mucho tiempo, y el retorno al mundo material los llenaba de incertidumbre.

Sin embargo, las historias sobre el planeta azul-verde, su majestad y su música, se extendían por el universo, generando una fascinación inmensa. Gaia era la sirena de los cielos y estas almas de Sirio eran el Ulises de los mares galácticos.

Su esencia cristalizó en los campos tridimensionales de la realidad terrenal dando unos homínidos muy altos y radiantes, de anatomía y estructura muy parecidas a las humanas,,, pero claramente no humanas. Su rasgo diferenciador más evidente eran sus grandes campos áuricos, que emanaban visiblemente varios metros más allá de sus cuerpos físicos.

Estas envolturas externas eran como un recubrimiento delicado, absolutamente blanco y translúcido, de modo que para los nativos parecían hadas o seres encantados, y así fueron percibidos durante muchos siglos de su existencia en la esfera terráquea.

Tenían unos enormes ojos brillantes de color índigo, su pelo era de un luminoso blanco-dorado, y sus cuerpos de casi tres metros de altura eran finos, delicados y flexibles. Los Yzhnüni resonaban preferentemente con el elemento agua, porque en su planeta había agua abundante, como en otros satélites naturales del sistema de Sirio.

Para mantener la frecuencia gaiana se los germinaba en las tierras altas del continente atlante, porque allí había innumerables cuevas y grutas en las que podían encontrar la calidez y la humedad que mejor imitaban su entorno natural, al tiempo que los protegían de la radiación emitida por los poderosos rayos de vuestra Deidad Solar.

Era el terreno que más les recordaban los campos cristalinos de Yzhnüni. En su primera aparición sobre la Tierra, los Yzhnüni tenían una frecuencia vibratoria tan alta que no podían mantener la forma en la densidad de vuestro campo planetario, y tampoco eran capaces de aguantar ningún contacto con los rayos que emanaban directamente del Sol.

Para los observadores, parecería que ellos surgían y desaparecían de la realidad y, evidentemente, salían del mundo de la materia y volvían repetidamente a la sexta dimensión, hasta que finalmente fueron capaces de mantener la frecuencia tridimensional.

Sus capas externas no contenían ninguno de los pigmentos necesarios para protegerlos de los dañinos rayos ultravioleta, por lo que durante aquellos primeros días de su migración permanecían bajo tierra en las horas de sol.

Con el tiempo, a medida que estos hijos de Sirio enraizaban en la realidad tridimensional, sus cuerpos físicos empezaron a hacerse más densos, y se adaptaron a las condiciones geotérmicas de la Tierra y a su relación con el Sol, que una vez más volvía a brillar con fuerza a través de la atmósfera terráquea. Sus cuerpos se hicieron sólidos y resistentes, su piel se volvió más opaca y su color fue tomando tonos más profundos, una cualidad algo menos translúcida.

La conciencia divina de los Yzhnüni era simple y pura, porque (como almas evolucionadas en estado de retrogradación) entendían su propia divinidad tal como reconocían al Creador en los elementos, y sus rituales celebraban su conexión con las energías primordiales.

Los enclaves de poder, los altares gaianos, se centraban en torno a esos puntos donde los cuatro elementos del planeta interactúan: esos lugares donde el magma volcánico erupcionaba desde debajo de los mares congelados y después, volviendo a caer sobre sí mismo, elevaba nuevas tierras en el paisaje siempre cambiante.

Observar el fuego de la tierra fundida, el vapor, el abrazo refrescante del mar y el endurecimiento del magma que producía las rocas era el más sagrado de los rituales, porque allí estaban presentes la totalidad de las Diosas de la vida terrenal, tal como se entendían en aquella época de la experiencia gaiana.

Además, el proceso de cristalización —pasar de vapor a líquido, de magma a piedra— evocaba en ellos el recuerdo de su hogar ancestral (un lugar de terreno cristalino y aguas vaporosas). Les recordaba su propósito superior: el compromiso del alma de retornar al reino material para plasmar su ideal espiritual de ayudar a la evolución del planeta Tierra.

Allí, en los primeros templos de la Atlántida, los hijos estelares de Sirio integraron por primera vez la nota ancestral de la música del alma siriana, el wam, con el ritmo pulsante de Gaia, y se realizó la fusión,,, que debía ser transmitida y recordada a lo largo del tiempo.

Ese sonido, esa vibración primordial de frecuencias armónicas wam, ha mantenido los portales abiertos desde el nacimiento de la civilización en vuestro planeta. Sin embargo, vosotros, los occidentales, aún no conocéis el poder de las frecuencias sónicas.

Os pedimos que consideréis con el debido detenimiento que los Guardianes de las Frecuencias —los tibetanos, los aborígenes australianos, los nativos americanos— han sido expulsados sistemáticamente de sus tierras sagradas. Allí, en su medio ambiente natal, tomaban fuerza de la tierra resonando con las frecuencias de sus campos nativos.

Su memoria ancestral de los sonidos ha ayudado a mantener el planeta en equilibrio, y nos preguntamos si reconocéis en su lenta exterminación las ondas de desarmonía que han contribuido a la devastación que ahora os rodea.

Las generaciones posteriores de Yzhnüni, que emigraron de los climas fríos a las zonas más templadas del continente, aún necesitaban protección de los rayos ultravioleta del sol. Por este motivo buscaron abrigo y protección en las cuevas y pasadizos característicos de los terrenos abruptos, con sus grandes lagos y ríos subterráneos.

Allí, pronto descubrieron altas cuevas de cuarzo y los fértiles valles de las mesetas, que les ofrecían el entorno más adecuado de la Tierra. Hacia la mitad del tercer ciclo de la civilización atlante, todos ellos ya se habían asentado en esas áreas del continente y vivían dentro de las cuevas de cristal, rodeadas por redes de pasadizos subterráneos,,, un laberinto interminable de túneles, grutas y cavernas.

A partir de esta aparición relativamente breve de los seres de Sirio en la cultura atlante circularon muchos mitos entre las tribus indígenas: historias de «hadas» que brillaban en la oscuridad, iluminando los bosques y picos montañosos de la Atlántida. Sin embargo, cualquier intento por parte de los nativos de acercarse a los Yzhnüni hacía que desaparecieran en el aire, saliendo del mundo material hacia los planos astrales.

Uno puede imaginarse el asombro y la maravilla que su presencia debe de haber provocado en un entorno tribal centrado en la supervivencia, una fascinación revitalizada por los druidas de vuestro último milenio y por la reaparición del culto Wicca en vuestra era moderna.

Continuará….

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