6 de diciembre de 2008

ÁNGELES – CLASES 28 Y 29

CLASE 28 ÁNGELES CONSTRUCTORES Y TUTELARES

Los Ángeles, por tanto, en una escala de Seres de todo orden y grado, representan las inteligencias que están detrás de toda cosa creada. Ellos conocen las leyes según las cuales la materia se agrega, y se evoluciona en una forma definida.

El Ángel arquetipo de una cierta forma, por ejemplo, el pino, por medio de sus legiones de constructores hará de modo que todos los pinos de la Tierra crezcan y se desarrollen según el mismo modelo. Entre un árbol y otro habrá pequeñas diferencias. Y pequeñas diferencia habrá entre una hoja y otra del mismo árbol, o entre una rama y otra. En la naturaleza no existen dos cosas absolutamente idénticas: dos hojas, dos pinos, dos hombres, dos copos de nieve.

Cada hoja, cada hombre, aún siendo semejantes, poseen una propia identidad única e irrepetible. Esa unicidad es posible, pues también los Devas, constructores de formas, aún siendo multitudes de muchos millones, conservan cada uno su propia y precisa individualidad. Cada uno de ellos construye la forma de la cual es el custodio: "a su imagen y semejanza" en un modo que es exclusivamente suyo. Igual a todas las otras, pero no idéntica.

A diferencia del hombre que puede cumplir de mala gana el deber que le ha sido confiado, cometiendo errores por negligencia o deliberadamente, por mala fe, el Ángel desenvuelve con alegría la única misión que la Inteligencia Divina le ha confiado, pues ésta es la única finalidad de su vida.

El Deva constructor de las hojas de un eucalipto, construye solamente aquellas y nada más… Cuando los batallones de constructores hayan permitido al espléndido eucalipto formarse, un solo Ángel tendrá su total custodia. Su trabajo estará en sintonía con todas las multitudes de constructores, desde las raíces a las ramas, y a las hojas, siguiendo el esquema arquetipo de todos los eucaliptos del planeta. A su vez, el Deva del eucalipto trabajará en colaboración con todos los custodios de todos los árboles del bosque.

El bosque tiene un Ángel Tutelar, que vigila, no sólo la vida de los árboles, flores y frutos, sino también la de las rocas, de los pequeños y grandes animales que viven en su ámbito, y también la de aquellos hombres que allí residen y que por allí transitan.

El Custodio del Bosque depende a su vez del Ángel que custodia el valle o la montaña, el así llamado "Señor del Lugar". Y si en el valle existen cursos de agua, lagos, construcciones, existirán sus correspondientes Ángeles para cuidar de ellos, subalternos todos del "Señor del Lugar"

A su vez, el Ángel del Lugar colabora activamente con el Ángel de la Región, etc. pues no existe sobre la Tierra un lugar geográfico, con todos sus habitantes (minerales, vegetales, animales o humanos) que no esté sometido a la tutela de un Ángel.

Las características naturales de un lugar: colinas, llanuras, valles, la misma vegetación, son en cierta manera "el cuerpo físico" por medio del cual el Ángel se manifiesta a la percepción humana.

El Ángel no necesita cuerpo físico, su esencia es pura energía, no visible. Es como un aura distintamente coloreada que se adapta a la forma física de la "cosa" de la que es custodio, sea una flor, un río o una roca.

El Ángel influye con su aura a la del lugar; pero también el lugar, modificándose en el transcurso del tiempo, producirá modificaciones en el aura misma del Ángel, puesto que todo está estrictamente relacionado entre sí.

Cuando en un lugar, desde siempre bajo la custodia de un Ángel se establece un pueblo, el influjo recíproco es aún mayor y más eficaz. No olvidemos que entre Ellos y nosotros existe un intercambio muy estrecho.

El Ángel ayuda a la evolución humana (o mineral, vegetal, animal) pero a su vez "crece" evoluciona junto con la "cosa" que custodia y que Él mismo ha ayudado a "crecer". Los Ángeles Tutelares de los diversos pueblos de la Tierra "crecen" en el plan evolutivo junto al pueblo al que están ayudando. Veamos si podemos ejemplificar este concepto tan importante.

Cito textualmente las palabras de Rudolf Steiner, que contienen una grandiosa visión del conjunto:
"Todos sabemos que la superficie de la Tierra es diferente en las diversas partes del globo, y que en las diversas regiones se encuentran las condiciones más desiguales de desarrollo de los caracteres particulares, de las cualidades de los pueblos.

"La conciencia materialista dirá que el clima, la flora y quizás el agua de una determinada región de nuestra Tierra, junto con muchas otras cosas, determinan la manifestación de las características del pueblo que los habita. No hay que extrañarse si la conciencia material, la conciencia del plan físico juzga de este modo, puesto que conoce, en efecto, sólo lo que es visible a los ojos físicos.

"Para la conciencia clarividente, sin embargo, desde cada punto de nuestra Tierra se eleva en realidad una singular nube espiritual, que hay que indicar como el aura etérica de aquella particular región. Esta aura etérica es totalmente distinta, sobre la superficie de Suiza o sobre la de Italia; y aún más distinta sobre Noruega, Francia o Alemania.

"Así como todo hombre tiene su cuerpo etérico, así sobre todas y cada una de las regiones de nuestra superficie terrestre se eleva una especie de aura etérica.

"Las auras que se elevan sobre las regiones, se alteran en el curso de la evolución humana en cuanto un pueblo abandona su sede y toma posesión de otra región de la Tierra.

"El hecho característicos es que, realmente, el aura etérica que está sobre una región determinada no depende solamente de cuanto surge del suelo, más también del pueblo que por último ha establecido allí su residencia".

Existe, como hemos visto, un intercambio entre el Ángel del lugar y sus habitantes. Pero hay mucho más, es un recorrido gradual y ordenado.

El aura de una ciudad está compuesta por la suma de las auras de todos sus habitantes, por buenos o malos que ellos sean, sumada a la emanación típica del lugar. Auras de todos los tipos contribuyen a crear una aura sola, y ésta influirá, a su vez, en el cuerpo etérico del Ángel que custodia la ciudad.

Éste es uno de esos conceptos que se comprenden mejor con el corazón que con la mente, pero trataremos de profundizarlo más adelante.

Encontramos que un Ángel custodia a cada familia. Cada vez que dos individuos forman parejas, a sus dos custodios se añadirá un tercero, puesto que ahora se han convertido en una "familia".

Podrán trasladarse a cualquier parte del mundo, pero el "tercer Ángel" les seguirá a todas partes. Y cuando nazcan los niños llegarán con ellos "nuevos" Ángeles custodios, pero el Ángel de la familia será siempre el mismo.

Pero no será el único que tenga cuidado de ellos. Otro Ángel "habita" en cada vivienda, la custodia inmutable, siguiendo la suerte del edificio, tanto en la reestructuración como en las demoliciones o en los bombardeos (esperemos que nunca más).

En los grandes edificios modernos, en las modernas ciudades dormitorio, podemos suponer la existencia de un Ángel Tutela que sigue la existencia de todo el condominio y de todas las familias que lo habitan.

Existe además el Ángel del Barrio, inconscientemente alimentado por el sentido localista de sus habitantes, y el Ángel de la ciudad, del sector, de la barriada, del grupo alejado de casas.

Existe el Ángel de la Región, el de la Nación, el del Continente y así hasta el infinito.

LA NUEVA ERA
En la Nueva Era, a la fraternidad y a la colaboración entre hombres y Ángeles se le ha reservado una gran tarea. Pero, para que esto ocurra, es necesario que la mente y el corazón de los hombres, de una gran masa de hombres. Estén abiertos a la realidad de su existencia.

Si en los hombres existe la duda, la incredulidad o incluso la mofa hacia las Legiones Celestes, ¡cómo pueden estas criaturas penetrar en nuestra vida diaria!

Los Ángeles Sanadores, por ejemplo, están parados delante de los lugares donde los humanos sufren, pero son inoperantes junto a las camas de los enfermos en las salas de los hospitales. Podrían hacer grandes cosas, podrían verter sobre nosotros el don de la curación, del cual son portadores, dispensar consuelo y salud, pero son poquitísimos los hombres que invocan su ayuda, haciendo inútil y desesperada su presencia.

Es necesario establecer un sólido puente entre los Ángeles y los hombres, pero a esta construcción deben colaborar todos.

Este trabajo ha sido iniciado con La Nueva Era y ya se empiezan a entrever los primeros excitantes frutos. Inesperadamente desde las fuentes más diversas, no necesariamente de origen cristiano (¡al revés!) se ha comenzado a hablar de Ángeles.

El tema del Ángel ha entrado en las nuevas composiciones musicales, en el arte, en la meditación; está insinuándose con extrema dulzura y persistencia en el pensamiento y en la filosofía de nuestros días. Incluso la publicidad utiliza imágenes angélicas para promocionar sus productos…. Estas son solamente las primicias de un movimiento aún mucho más vasto que andarán desarrollándose en los años venideros.

Todos somos los constructores de la Nueva Era. Con firmeza y tenacidad, pero con absoluta libertad, estamos llamando a aportar nuestra contribución de "ladrillos" hacia aquel puente que guiará a los Ángeles hacia nosotros.

Sobre la próxima venida de los Ángeles no hay muchos textos en circulación, y los pocos o no están traducidos a nuestra idioma o, como ocurre con frecuencia, a las temáticas que traen esperanza al corazón del hombre, los libros son difíciles de encontrar pues han sido publicados por pequeños editores de buena voluntad, que quedan fuera de la difusión comercial de la distribución.

Uno de los textos más interesantes, aunque no de fácil lectura, es "la Exteriorización de la Jerarquía". Es uno de los muchos libros que el Maestro Tibetano D.K. canalizó por medio de Alice Bailey en el transcurso de más de 50 años, a comienzos del siglo.

Considerando que también este texto es difícil de encontrar, cito textualmente algunos de los párrafos más significativos:

"Podría ser interesante hacer notar que cuando venga Aquel que los Ángeles y los hombres esperan y cuyo trabajo consiste en inaugurar la Nueva Era, completando así lo que inició en Palestina dos mis años ha, traerá consigo algunos de los Grandes Ángeles así como también algunos Maestros.

"Los Ángeles siempre han estado activos en la historia bíblica y entrarán de nuevo en la vida de los seres humanos con mayor poder que el que tuvieron en los últimos tiempos.

"Se les ha enviado un llamamiento a fin de que se avecinen de nuevo a la humanidad, y con sus vibraciones más elevadas y con su superior conocimiento, unan sus fuerzas a la del Cristo y sus discípulos para ayudar a la raza.

"Por ejemplo, deberán comunicar muchas cosas en relación al color y al sonido, y al efecto de estas dos fuerzas sobre los cuerpos etéreos de los hombres, de los animales y de las flores. Cuando todo esto que Ellos enseñen sea aprendido por la raza, los males físicos y las enfermedades serán eliminados.

"El grupo de Ángeles o Devas violeta que operan sobre los cuatro niveles etéreos, será particularmente activo…. Estos cuatro grupos de Ángeles son un conjunto de servidores consagrados al servicio de Cristo y su trabajo consiste en entrar en contacto con los hombres para instruirlos".

El texto continúa con la indicación de los argumentos específicos mediante los cuales ocurrirá el adoctrinamiento, o sea:
"1) Enseñaremos a la humanidad a ver etéricamente y lo hará elevando la vibración humana con la interacción de la suya".

En otras palabras, nos elevarán un escalón haciéndonos un poco menos materiales y un poco más semejantes a ellos. Este empuje cualitativo de nuestro modo de ser, nos permitirá adquirir la así llamada "visión etérica", aquella que hoy definimos con muy rudimentaria aproximación como "clarividencia"; pero será algo mucho más refinado.

"2) Darán instrucciones sobre el efecto de los colores en la curación de las enfermedades y en particular de la eficacia de la luz violeta en aliviar los males humanos y en curar las enfermedades del plano físico, que tienen origen en el cuerpo etérico.

"3) Los mismos pensadores materialistas (los científicos, n.d.a.) demostrarán que el mundo del súper consciente existe, y que es posible conocer a los Ángeles y a los hombres que no están encarnados físicamente y no poseen un cuerpo físico, y que se pueden entrar en contacto con ellos.

"4) Instruirán a los seres humanos en el conocimiento de la física suprahumana, de modo que el peso pueda ser transmutado, el movimiento será más rápido, la velocidad será acompañada por la ausencia de rumor de fricción, eliminado así la fatiga.

"En el dominio humano de los niveles etéreos reside la superación de la fatiga y el poder de trascender el tiempo".

Debemos precisar que estas líneas fueron escritas en 1919 cuando Einstein y su teoría de la relatividad estaban todavía lejanos en el tiempo y el espacio…

Debemos tener presente que quien dictaba esas palabras a Alice Bailey no era un común mortal, era uno de los Maestros de la Jerarquía, con pleno conocimiento del Plano Evolutivo de la humanidad.

Releído hoy, este mensaje parece preanunciar el descubrimiento de una nueva fuente de energía con posibilidad de intervenir sobre la fuerza de la gravedad, y consecuentemente, de aligerar la fricción, el ruido y la fatiga. Por ahora, un descubrimiento de este género parece lejano y sin embargo, es muy posible…

Incluso habiendo comprendido (después de Einstein) que tempo y espacio son relativos al punto del que son observados, aparece muy sorprendente el concepto de que en los niveles etéreos humanos resida la posibilidad de trascender el tiempo.

Enseñarán a la humanidad el modo de nutrir correctamente el cuerpo y de extraer el nutriente necesario del etéreo circundante. El hombre concentrará la tención sobre el cuerpo etérico, y el funcionamiento y la salud del cuerpo físico serán cada vez más automáticos".

Indudablemente, con este salto cualitativo, también la cadena alimenticia será modificada. El actual ciclo se basa sobre una cruel y sanguinaria ley de sacrificio de un reino en relación con el otro.

No será ya necesario matar a otros seres, bien sean animales, vegetales o minerales para alimentarse. Esto llevará a una notable mejoría del campo etérico en el que la humanidad deberá vivir, pues el grito de dolor que se eleva al cielo desde los mataderos, de los caladeros de pesca, pero también desde las minas, de las plantaciones y de los huertos domésticos, continúa resonando ininterrumpidamente, y viene absorbido por cada cosa animada o inanimada comunicándole ese sufrimiento.

Nuestro planeta no es un inerte amasijo de minerales que rueda en el espacio, sino una criatura viva con un "corazón" etérico pulsante y sensible. Los sufrimientos inflingidos a uno de los reinos vivientes: mineral, vegetal, animal o humano, se comunica instantáneamente en el etéreo cósmico circunstante, y vuelve a calar, y por tanto a hacer sufrir, todas las cosas, puesto que todo es Uno.

"Con el crecimiento de la sensibilidad de los hombres en los próximos años, la facultad telepática de los hombres y su capacidad de responder a la inspiración interior se desarrollarán y manifestarán cada vez más. Con el desarrollo de la telepatía intuitiva, y con la creciente comprensión del poder del color y del sonido, se entrará en contacto con el trabajo de Cristo y de los Grandes Seres, y se entenderá… la fecha está al caer… "

EL ÁNGEL DE LA TIERRA
Cada vez son más lo que cobran conciencia de la "hipótesis de Gaia", formulada por primera vez en 1979 en el libro "Gaia: una nueva perspectiva de la vida en la Tierra". En ella Lovelock resucitaba la idea sostenida desde siempre por los pueblos antiguos e indígenas del planeta: que nuestro planeta es un ser viviente, una vasta inteligencia que se regula a sí misma. Todo lo que vive en él y dentro de él es una parte de su ser. Lovelock la llamó Gaia, como los antiguos griegos a la Diosa Madre de toda la vida terrestre.

Cuando más se piensa en la Hipótesis de Gaia, más lógica y obvia es. La Tierra está viva, sí. Es la progenitora de todos nosotros. Y así como cada uno tiene su Ángel de la guarda, su Ángel acompañante, así lo tiene la Tierra.

Así como nuestro planeta tiene un millar de nombres (Tierra, Gea, Herat son sólo unos pocos), así también el Ángel de la Tierra tiene muchos nombres, todos ellos desconocidos, pero a punto de ser descubiertos.

Por encima de los principados hay muchas órdenes de Ángeles. Por ejemplo, el Ángel de la Tierra es un trono. Todos los planetas tienen guardianes de este orden, pues en cierto sentido, cada mundo es un asiento para el Creador y eso es lo que reflejan estos seres angélicos.

Si trataras de visualizar el cuerpo del Ángel de la Tierra, verías quizás un vasto cinturón de luz que cubre toda la órbita de nuestro planeta: una forma elíptica, de novecientos cincuenta y dos millones de kilómetros de longitud. La Tierra tarda un año en dar la vuelta al sol dentro del cuerpo de este ser. Cuando nos vinculamos con este Ángel experimentamos una unidad de tiempo y espacio.

En este momento, nuestra tarea primordial es la curación de la tierra. Ella sabe curarse sola, sin duda; lo que debemos hacer es sintonizar con nuestra Madre Gaia y el Ángel de la Tierra para averiguar cuál es la acción adecuada para la curación en cualquier momento dado. Cuando se ejecuta el ejercicio correspondiente, no sólo envías energía curativa al planeta, sino que haces saber a los espíritus de la naturaleza y a los Ángeles que estás lista para trabajar en armonía con todos ellos.

Hacer esto en grupo con otros es un paso importante para la curación de nuestro querido planeta. Si conoces a otros que estén dialogando con sus Ángeles, comenzarás a sentir cómo se profundiza y expande la energía colectiva del grupo.

PROGRAMACIÓN ANGÉLICA Nº. 21
La Culpa
¿Realmente te has detenido alguna vez a pensar en la palabra culpa? Culpa significa responsabilidad por un error y crítica por hacer mal. La culpa es un peso pesado con el que nos rodeamos cuando no podemos cambiar el pasado que nos acecha. Si nos culpamos por algo que sucedió en el pasado vamos a comenzar a permitir que surja en nuestra vida una predisposición al perdón y al olvido.

Quedarse aferrado al pasado nos impide seguir adelante en el camino hacia una vida feliz y espiritual. El pasado sólo permanece vivo en la mente, y quizás ni siquiera tengamos un recuerdo exacto de lo que sucedió.

Vamos a tomar una hoja de papel, convocamos a los Ángeles y hacemos una lista de todos los asuntos inconclusos. Los Ángeles querrán que comencemos a darles un tono más leve a las percepciones sobre el pasado, por lo que tendremos que empezar a pensar en el humor.

Probablemente algunos recuerdos del pasado no sean para nada graciosos, pero puedo asegurarle que pueden perder mucho del peso con que nos agobian la vida. El humor sana, y los Ángeles lo utilizan con mucha frecuencia.

Entonces, después de hacer una lista de las personas con las que tenemos asuntos inconclusos, debido a nuestra testarudez o a la de ellas, busquemos el humor. Los Ángeles nos ayudarán. Te garantizo que si se trata de una situación seria, relacionada con el falso orgullo, no le faltará humor.

Cuando nos sucede algo doloroso, busquemos el crecimiento. Lo doloroso puede ser el mayor acelerador del crecimiento que se conozca. En este punto, después de haber hecho la lista, la idea principal de los Ángeles es que cultivemos el estar dispuestos a alivianar y prepararnos para liberar el pasado, cambiando la percepción que tenemos sobre él.
La esencia de esta práctica consiste en la predisposición a tomarnos con más liviandad liberando los dolores y las equivocaciones del pasado.

* * * * *
CLASE 29 ÁNGELES DE LA NATURALEZA
Son los Devas elementales o espíritus de la Naturaleza, las pequeñas criaturas que la fantasía del hombre ha clasificado como gnomos, elfos, silfos, hadas, ondinas, dríadas o criaturas del fuego. Especificación según G. Hodson:

Gnomo: "Gnomo" es un título genérico de los espíritus naturales del elemento tierra. Vive normalmente dentro del doble etérico de la tierra; es por lo común delgado y larguirucho, de apariencia grotesca, cadavérico, con mandíbulas en forma de farol, y a veces solitario. Da la impresión de extrema vejez; toda su apariencia y porte difieren cabalmente de los del hombre actual.

Sus brazos son demasiado largos para nuestro sentido de la proporción, y como sus piernas, están doblados en las articulaciones como si se hubiesen endurecido con la edad. Su tez es muy tosca y áspera, los ojos son pequeños y negros, con un leve sesgo hacia arriba en los costados.

El gnomo es aparentemente una reliquia de los tiempos de la antigua Lemuria y, si esto es cierto, puede significar que el tipo es una representación de la apariencia de la gente de esa época.

El gnomo de la tierra no es un tipo agradable de elemental; los encontrados en Inglaterra han sido de color muy negro o marrón turba, y aunque raras veces fui objeto de su hostilidad, su atmósfera es decididamente desagradable.

Elfos: Los elfos difieren de los demás espíritus naturales principalmente en que, por lo común, no están vestidos con reproducción alguna del atuendo humano, y su constitución corporal consiste en una masa sólida de sustancia etérica, carente por entero de organización interior.

Los elfos del bosque parecen cubiertos por completo por una piel ajustada y de una sola pieza, que reluce como si estuviera mojada y tiene el color de la corteza de haya. Sus manos y pies son grandes, totalmente desproporcionados respecto del resto de sus cuerpos. Sus piernas son delgadas y sus orejas rematan en punta, casi en forma de pera. Sus narices son también puntiagudas y sus bocas anchas. Dentro de la boca no hay dientes ni estructuras - ni siquiera lenguas, por lo que puede verse - como si todo fuese de una pieza de jalea etérica. Una pequeña aura verde los rodea.
Viven de las raíces de una enorme haya. Desaparecen a través de una hendidura por la que entran como en una cueva, y se hunden en el suelo hasta fundirse con el doble etérico del árbol.

Los elfos de las playas tienen cabezas de tamaño desmesurados, rostros de elfos, orejas grandes, cuerpecitos redondos y piernas cortas y finas que terminan en pies que parecen telarañas. Tienen una estatura de 7 a 15 cm.; se familiarizan con los seres humanos y la presencia de éstos de ningún modo los perturba.

Silfos: Son espíritus naturales del aire. Su estatura es más bien por debajo de la estatura humana, pero son muy humanos en cuanto a la forma, aunque asexuados.

Se divierten intensamente, en grupos de dos o tres, viajando por el cielo a gran velocidad. En su júbilo hay cierta fiereza cuando se llaman unos a los otros; sus gritos resuenan como el silbido del viento, recordando a las valkirias de la ópera homónima de Wagner. Sin embargo, esto es una ilusión producida por las fuerzas que fluyen a través de su auras.

Predominan pálidos matices color rosado y azul-celeste, mientras en torno a sus cabezas se pervive una luz radiante de muchas tonalidades.

Los rostros de estas criaturas astro-mentales del aires se parecen a las extrañamente bellas pero feroces amazonas, fuertes, vitales y controladas a pesar de su abandono aparentemente indiferente. Sus movimientos a través del aire son muy rápidos, pues parecen recorrer distancias entre 16 a 24 Km. en un instante.

Los silfos de las tormentas son oscuros y horribles, de apariencia muy similar a la de grandes murciélagos que se desplazan con rapidez. Se proyecta hacia atrás y hacia delante por el valle de Wythburn; a veces siguen muy de cerca la conformación de la colinas. Parecen estar en un estado de gran excitación y dan la impresión de intensificar las condiciones eléctricas y magnéticas características de una tormenta.

Sus rostros son humanos y plenamente formados, aunque su expresión es claramente desagradable. Profieren un ruido extraño, como un chillido, y ocasionalmente te lanzan verticalmente hacia arriba, traspasan las nubes y reaparecen por encima de éstas.

Transcribiré un comentario hecho por G. Hodson en su libro Reino de los Dioses, sobre la Gran Tormenta de Londres del 10 de Julio de 1923:

"Indescriptiblemente demoníacos y terroríficos son los seres que, en lo alto de las regiones aéreas, se ven regocijándose con la furia de la tormenta cuando los mellados destellos del relámpago y el ensordecedor rugido del trueno prosiguen hora tras hora durante la noche. Su apariencia es algo parecida a la del murciélagos gigantescos. Sus cuerpos son de forma humana, pero no es un espíritu humano el que brilla a través de esos ojos grandes, rasgados hacia arriba. Su color es oscuro como la noche, roja y flamígera el aura que los rodea, dividiéndose en dos enormes alas detrás de la forma central. El "cabello" corre hacia atrás, desde la cabeza, como lenguas de fuego. Miles de seres, de quienes ésta es solo una deficiente descripción se regocijan con la potencia de la tormenta. El choque de las fuerzas poderosas produce en ellos una intensa exaltación de la conciencia a media que se elevan, se mecen, se proyectan, giran y se lanzan con velocidad, intensificando aparentemente las fuerzas de la tormenta que parecen corporizarse en ellos.

"Detrás y encima de ellos, en el corazón mismo de la tormenta, hay uno junto al cual los elementales de la tormenta y la desintegración no son sino murciélagos que revolotean. Allí, en medio de todo eso, se verá uno de los grandes Devas de los elementos, de forma humana, pero de belleza, majestuosidad y energía como la de un excelso superhombre. El conocimiento de esta presencia inspiró valor y calma cuando, precisamente antes que un relámpago hendiese los cielo con una cinta de fuego, uno de los seres oscuros pareció lanzarse con violencia hacia abajo, y por un instante mecerse amenazadoramente, muy cerca, encima de nosotros. Los ojos funestos, que brillaban con frenesí, estaban fijos en la tierra abajo. Por una fracción de segundo se conmovió la conciencia detrás de esos ojos, produciendo una sensación de vértigo y terror tales como nunca los experimenté desde los días y las noches de la Primera Guerra Mundial.

"Sometido a esta prueba, comprendí el valor de mis experiencia bélicas, pues automáticamente la voluntad venció al miedo y aquietó el temblor del cuerpo, producido por la visión y el ensordecedor estampido del trueno con que se acompañaba. Luego, el oscuro espíritu de la tormenta se alejó velozmente, prorrumpiendo en su peculiar grito extraño, exultante, que no era de esta Tierra y resultaba continuamente audible a través de la tempestad.

"En medio de todo este alboroto había un equilibrio calmo e inconmovible, un poder reconocido, incluso por estas legiones indómitas. No podrían ir más allá de cierto límite, pues siempre estarían controladas por la voluntad del Señor de la Tormenta, supremo gobernante de las fuerzas elementales".

Las Hadas: Son de apariencia claramente femenina, y visten con colores blanco y rosa muy pálido, un material refulgente de textura excesivamente sutil. Les llega hasta la cintura y brilla como una madreperla. Las alas aúricas, cuando se materializan etéricamente, son pequeñas y ovaladas.

En una ocasión, mientras estudiaba la vida de los espíritus naturales en la campiña de Lancashire, escribe G. Hodson, un algo avanzado espíritu natural del aire, asociado con el reino vegetal, me proporcionó una interesante exhibición de la encantadora influencia que pueden ejercer ciertas clases de hadas sobre quien se aproxima a su dominio. Mi constancia de la experiencia dice lo siguiente:

Un hada bella y altamente evolucionada está asociada con un seto de zarzas en el que florecen profusamente rosas silvestres. Es de carácter especialmente atractivo, y su estatura, de unos 1,219 m. Viste un leve atuendo fluido, transparente, sutil y áurico, y nos contenla con la más amistosa de las sonrisas. Su aura es destacadamente vital y parece una nube de matices muy suaves pero radiantes, a través de los cuales emanan y destellan dardos de luz encandilante. Los colores incluyen el rosa pálido, suave y luminoso, el verde pálido, el color lavanda y el azul nebuloso, a través de todos los cuales se proyectan brillantes danzas luminosas. Se halla en un estado de exaltada felicidad.

Como experimento, cedí en parte al hechizo que deliberadamente ejerció sobre mí y al seductor llamado con que me invitó, o mejor dicho, incluso me desafió, a abandonar el mundo de los hombres y compartir con ella, y con otras de su especie que se mecían en las cercanías, la irresponsable alegría del Reino de las Hadas. Durante un lapso, casi inconsciente del cuerpo, pero siempre lo suficientemente despierto en él como para retornar a voluntad, experimenté en alguna medida la radiante felicidad, jubilosa y despreocupada, que parece ser el estado permanente de todos los que moran en el mundo "feérico". Un contacto muy estrecho implica peligro, pues requiere un decidido esfuerzo abandonar y volver a tomar una vez más la carga - tal como entonces me pareció - de la existencia física.

Las Ondinas: La ondina pertenece al elemento sutil del agua y, hasta donde se sabe, jamás se halla muy alejada de océanos, lagos, ríos y cascadas. Tiene forma claramente femenina, está siempre desnuda, por lo común carece de alas y sólo en raras ocasiones lleva alguna clase de adorno. Su forma, diminuta o de estatura humana, es arrebatadoramente bella, y sus movimientos están llenos de gracia. La cascada es uno de sus lugares favoritos y allí se la verá divertirse, a menudo con un grupo de espíritus del agua, disfrutando al máximo las fuerzas magnéticas de la cascada.

Aparentemente, hay períodos durante los cuales la ondina se retira de la vida intensa y externa en la que se la encuentra con más frecuencia, y halla cierta calma y reposo en los abismos silenciosos y fríos debajo de las cascadas o en las extensiones más tranquilas de los ríos, al igual que en los lagos. Esta vida pacífica debajo de las aguas está en marcado contraste con la actividad y júbilo intensos que manifiesta en medio de las aguas que caen y de la espuma iluminada por el Sol.

Las Driadas: Nombre que se le da a las ninfas de los bosques y de los árboles. Las contrapartes mentales-emocionales de los bosques están llenas, a menudo, de interés y belleza arrebatadoras. Las fuerzas vitales del reino vegetal y de otras emanaciones de los árboles, particularmente de los más grandes, llenan la atmósfera con finas radiaciones en medio de las cuales juegan los espíritus naturales de los árboles y viven y se mueven los Ángeles.

Estos últimos a veces dan la impresión de un estado de conciencia más bien onírico y de ser expresiones de la vida del árbol, unificada con el espíritu que anima a toda la vegetación. Se funden en los árboles y emergen de éstos, se deslizan alrededor del bosque más bien como doncellas altas, algo tímidas, delgadas, graciosas y vestidas con diáfanos atavíos de muchos verdes matices.

Los Ángeles más avanzados de los árboles, los asociados con árboles muy viejos y grandes, revelan una claridad más humana de perspectiva y poder mentales. Su visión puede ser aguda y penetrante cuando presta atención a quien entra en su reno siendo capaz de verlos y comunicarse con ellos. No obstante, en su caso también se recibe la impresión de una íntima fusión de su vida y consciencia con la del árbol al que animan, y a cuya evolución ayudan.

Las Salamandras: Puesto que, como su elemento es relativamente amorfo, los espíritus naturales del fuego carecen de forma fija, y describirlos es algo difícil de lograr y documentar. Sugieren una forma humana subyacente, extremidades y "cabello" constituido por corrientes de ardiente energía proyectada, que sólo en raras ocasiones se acomodan en forma y posición a la estructura humana.

Sin embargo, cuando el rostro no está velado por las llamas áuricas, es de apariencia claramente humana. Su expresión es absolutamente no humana, mientras que los ojos rasgados hacia arriba parecen estar iluminados con una especie de impío deleite en el poder destructor de su elemento. De cara triangular, el mentó y las orejas son puntiagudos, y la cabeza está rodeada y delineada por llamitas titilantes, color rojo-anaranjado, a través de las cuales lanzan centellantes lenguas de fuego.

Las salamandras varían de altura de 0,610 a 0,914 m. hasta los grandes colosos del poder ígneo que son los Señores del Fuego asociados con el Sol.

Cada uno de estos Ángeles de la naturaleza custodia, vive y trabaja en el elemento que le es propio, sea en la tierra, en el fuego, aire o agua. Viven en simbiosis con flores, piedras, nubes o cursos de agua. Regulan el clima, los elementos y el crecimiento de los vegetales.

Cuando el hombre aprenda a contactarlos, obtendrá el máximo de la Naturaleza, con equilibrio, sin usar violencia a ningún reino, cancelando de su memoria pesticidas, insecticidas y afines, que solamente son portadores de muerte.

EL ÁNGEL LA GRATITUD
La gratitud es una cuestión esencial en el crecimiento espiritual.

La gratitud no es sólo la virtud que nos hace agradecer a los demás sus dones, sino que sobre todo es la capacidad de conectar con la Gracia del Espíritu Santo.

La mejor manera de darle las gracias a Dios por la vida, es vivirla plenamente, sin separatividad, sabiéndonos completos y unidos a los demás.

Dar las gracias no es un acto de cortesía, es un verdadero acto de magia que todos podemos incorporar a nuestras vidas.

Cuando quieras conseguir algo de alguien, sólo tienes que darle las gracias. En el peor de los casos lo desorientarás.

Una buena costumbre es siempre darle las gracias al Ángel guardián de las personas con las que tienes que negociar, antes de iniciar la negociación.

Te propongo que:
Imagínate sentado frente a una suave corriente de agua que fluye tranquilamente a tu lado.
Siente el calor del sol sobre tu rostro, que te penetra y produce una sensación de felicidad.
Empiezas a sentirte relajada por el sonido producido por la corriente y a identificarte con ella.
Imagina que el agua corre a través de tu propio cuerpo, que lo limpia, que purifica tu mente.

El agua, el sol, el cielo, todo es expresión de un Ángel que te da las gracias porque estás viva. Identifícate con él y dale también tú las gracias a toda la creación por la vida que fluye a través de ti, que te pertenece y a la cual perteneces.

EL ÁNGEL DE LA VOLUNTAD
Analicemos por un instante la palabra voluntad. Hablamos del libre albedrío y de la voluntad de Dios sin comprender que son una la misma cosa. El libre albedrío es nuestra posibilidad de utilizar libremente la voluntad de Dios, la cual se encuentra concentrada en nuestra divina conciencia.

Esto significa que la guía de nuestra intuición, nuestras verdaderas aspiraciones y nuestras intenciones más amorosas son representaciones de la voluntad de nuestro Yo Superior, y que el hecho de aceptar en nuestra vida cualquier cosa que esté por debajo de ese nivel superior significa renegar de esa voluntad.

Los Ángeles, los seres más libres de la Creación, están supeditados a la voluntad de Dios.

Si a menudo las cosas no ocurren como quisiéramos, aunque sí se lo hayamos pedido a nuestros Ángeles, no tengamos la menor duda de que ellos están haciendo lo mejor para nosotros, pues tienen en cuenta la voluntad de Dios, que se halla enfocada en la esencia de las cosas, mientras que la nuestra sólo tiene en cuenta las apariencias.

El Ángel de la Voluntad puede ayudarte a discriminar tu verdadera y profunda voluntad de los deseos de otras personas que puedan influir sobre vos.

También te ilumina para que aprendes a poner energía en las cosas que realmente merecen tu atención para tu desarrollo y evolución.

El Ángel de la Voluntad afirma que jurar o prometer es un acto a favor de algo que nosotros queremos tener dentro nuestro. Todo lo que prometemos sabemos que se encuentra en nuestro interior. Pero por alguna traba o por alguna inhibición o bloqueo no queremos manifestar a los demás esa promesa.

Quiere decir que cuando se jura o se promete algo y no se realiza es porque no se quiere ya que la voluntad verdadera viene de la creación suprema, la voluntad pequeña viene de cada uno. Si tienes el corazón cerrado podrá prometer tu boca abierta.

Te propongo que:
Siéntate o tiéndete en una posición que te resulte cómoda y en la que te sientas bien. Poco a poco cierra los ojos y respira profundamente intentando mantener tu mente en blanco.

Imagina que estás sentada bajo una luz cálida y poderosa. Siente cómo todo tu ser absorbe esta luz y tu voluntad se funde con ella.

Pídele al Ángel de la Voluntad que se manifieste en los diversos aspectos de tu vida, e invítalo a intervenir en tus decisiones y a compartir contigo su fuerza y su calor.

PROGRAMACIÓN ANGÉLICA Nº 22
Jardín Mental
Una forma de incorporar programas positivos consiste en visualizar la vida como un jardín. Hay vidas tan hermosas como los jardines ingleses, combinados todos los colores como una pintura impresionista. Otros jardines de vida pueden estar llenos de flores silvestres, con árboles altos que representan la fuerza en una zona. Otros pueden estar muy bien arreglados y en un perfecto orden, lo que no invita a que los niños jueguen en él ni a que alguien arranque un pimpollo.

Lamentablemente, hay vidas que parecen jardines desarreglados, con malezas, plantas secas y árboles caídos; pero ni siquiera en este caso conviene desesperarse, puesto que un jardín siempre tiene la posibilidad de ser vuelto a plantar y desmalezar.

Pensemos en nuestro propio jardín. Si nos parece bien, podemos tomar una hoja de papel y dibujarlo. Utilicemos la imaginación y pasemos un buen momento. Los proyectos nuevos pueden aparecer como retoños; un árbol puede representar la familia propia, un rosal, el amor y el romance; las viñas florecidas pueden ser los amigos y así sucesivamente.

Ahora después de haber visualizado claramente el jardín mental, vamos a convertirnos en jardineros y a observar qué hace falta hacer. Quizás hay una zona que creció en exceso y precisa un recorte, o hay maleas que hace falta eliminar para poder sembrar nuevas semillas. Si el jardín luce bien, vamos a pensar en cuáles son las zonas que quisiéramos cosechar.

Pensemos en cómo fomentar el crecimiento saludable (fertilizantes), y guardémoslo en la memoria. Pensemos en cuáles son los frutos de lustra labor que pueden estar listos para se cosechados. Si el jardín creció en exceso y parece fuera de control, vamos a tener que desmalezar y cultivar.

Cualquiera sea el estado del jardín, vamos a dejar espacio para plantar semillas nuevas y lugar donde los Ángeles pueden jugar. Quizás ellos quieran presentarnos una nueva variedad de flores o frutas, pero necesitan el espacio.

Ahora vamos a hacer una relajación profunda y vamos a visualizar el jardín mental. Pensemos en las semillas que quisiéramos sembrar y visualicemos cómo serán cuando crezcan y florezcan. Vamos a limpiar un espacio para permitir que los Ángeles ingresen a nuestra mente y siembren la semilla. Les pedimos a los Ángeles que cuiden los retoños y que les permitan crecer con fuerza y salud. Les pedimos también que nos esclarezcan sobre la forma de hacer que el jardín crezca. Les preguntamos si hay semillas escondidas, o si una semilla puede llegar a convertirse en una hermosa flor silvestre. ¿Hay ramas en el camino? ¿Hay plantas que se superponen entre sí?

Después de haber visualizado y disfrutado del jardín durante un rato, nos quedaos en estado de relajación y tranquilizamos la mente. Ahora vamos a pedirle a los Ángeles algunos pensamientos simiente. Los pensamientos simiente son ideas que podemos seleccionar para que crezcan en el futuro, y precisan tiempo para germinar en nuestra mente mediante la meditación.

Un pensamiento simiente puede significar el comienzo de un proyecto importante que iniciaremos en algún momento de la vida, o puede ser una idea con la que juguemos en las meditaciones durante años hasta que se desarrolla y toma la forma de una convicción o un concepto. Recordemos que somos los jardineros, y que, con los Ángeles de compañía, podemos hacer que nuestro jardín sea tan grande y hermoso como lo soñamos.
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